El tamal es un alimento prehispánico que ha trascendido a lo largo de la historia como uno de los platos representativos de la cocina tradicional hondureña que es protagonista de las mesas en festividades navideñas y de año nuevo.
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La maravillosa diversidad de los tamales hondureños

Los tamales tienen un papel importante en la diversidad de la gastronomía hondureña, hechos a base de una masa de maíz con ricos rellenos de pollo, carne de cerdo, verduras y chiles. Los tamales son envueltos en hojas de maíz o plátano y cocidos al vapor o hervidos. Este tradicional platillo puede disfrutarlo en restaurantes, mercados o en ventas ambulantes de las calles hondureñas.

Por su fácil preparación y el arraigo que proviene desde la cocina prehispánica, se han convertido en uno de los alimentos predilectos de los hondureños, ideales para el desayuno, almuerzo o cena. De acuerdo a la región donde elabore, el tamal presentará variaciones tanto en su forma de preparación como en el sabor; por ejemplo en la zona centro occidental de Honduras, en la ciudad de Comayagua se elaboran los tamalitos de elote cuya masa se prepara con el maíz tierno al que no le puede faltar el toque dulce.

Los tamalitos de frijoles se consumen en todo el país, son deliciosos con esa pasta de frijoles refritos que suele acompañarse con encurtidos. Los populares ticucos son típicos del occidente del país, sin duda son una representación de los sabores autóctonos ya que se elaboran con una masa de maíz cocido con cal que luego se mezcla con frijoles, chipilín y se envuelven en hojas de tusa seca para cocinarlos.

Los nacatamales hondureños se preparan con maíz nixtamalizado y se rellenan con carne de cerdo o pollo, envueltos en hojas de plátano. En el caso de las montucas, es parecido al tradicional nacatamal a  diferencia que la masa se prepara con elote tierno y va condimentada con leche, azúcar, sal, margarina y achiote. Se rellena con un sofrito de pollo o carne de cerdo y se envuelven en hojas de maíz.  Se acompañan con cuajada o queso.